Todo comenzó con un grupo de abejas atraídas por el néctar que ofrecía un viñedo. Sin darse cuenta, llevaron polen de flores de Cabernet Franc a flores de Sauvignon Blanc. Fue así como un nuevo retoño comenzó a gestarse en las uvas madre. Años más tarde, el viticultor regresó a su viñedo, abandonado durante la guerra, y probó las uvas de esta nueva vid, quedando completamente enamorado. Esas uvas resultaron ser Cabernet Sauvignon.
Añejamiento en roble francés durante 18-24 meses, en barricas de primer, segundo y tercer uso.